La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

(2021/07) Símile núm. 49, Símile 2ª època

 

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Hace tres años, a raíz de un curso de Dinamización de Bibliotecas impartido en nuestro centro por Ana Valdés, el equipo directivo que iniciaba su andadura entonces, propuso como asignatura optativa para el primer curso de ESO este proyecto interdisciplinar novedoso y ambicioso que tantos quebraderos de cabeza y satisfacciones nos iba a dar.

Fue una propuesta muy arriesgada y por eso mismo, demasiado tentadora para docentes inquietos y atrevidos como yo que no se conforman solo con dar clase de manera convencional, sino que entienden que el proceso de enseñanza-aprendizaje debe traspasar también las paredes de una clase.

Iniciamos pues, a tientas, después de un verano entretenido pensando, soñando y programando, un curso 2018-2019 que no podría haberme regalado mejores experiencias. Recuerdo la primera vez que entramos en la biblioteca. Mi compañera y yo habíamos ido a inspeccionar días antes para saber a qué nos enfrentábamos, sin embargo, los chicos llegaban con ojos nuevos. Era nuestra primera clase y, entonces, no sabían muy bien cuál iba a ser su tarea durante los siguientes meses. Encendimos las luces y el panorama nos transportó a esas películas en las que, de repente, el explorador enciende la luz de un lugar desconocido y ante él se extiende un espacio magnífico, repleto de tesoros y reliquias por descubrir. Recuerdo ━ y hemos hablado muchas veces de nuestras primeras impresiones━ estanterías acristaladas abarrotadas de libros, altillos con archivadores cargados de revistas, cuadros étnicos, mesas (muchas mesas) y sillas, y un trofeo de fútbol del siglo pasado perdido ya en la memoria de algún antiguo alumno.

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

Los meses siguientes los dedicamos básicamente a conocernos y, con ayuda de Pedro, el profesor de Albañilería, y sus alumnos empezamos a quitar los cristales que aprisionaban los libros, a vaciar estanterías, a deshacernos de mobiliario innecesario… Incluso aprendimos una palabra nueva que nos tendría ocupados más tiempo del que hubiéramos deseado. Expurgar. Así que durante seis meses nos dedicamos casi exclusivamente a comprobar libro por libro cuál debía permanecer en la biblioteca, cuál había de servirnos para otros menesteres y cuál pasaría a mejor vida.

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

Una vez apilados todos los libros salvados del expurgo en la parte central de la biblioteca, empezamos con la zonificación. La parte más alejada de la puerta principal sería la zona destinada para la lectura, las tertulias, el diálogo. Por ello era necesario que los colores de las estanterías fueran cálidos y acogedores. Aprovechando que Pedro quería enseñar a sus alumnos a quitar el gotelé, nos ayudaron no solo a pintar las paredes, radiadores, ventanas y luces, sino también a alisar la pared que iba a ser ocupada por una inmensa pizarra cuya finalidad sería múltiple y diversa. Poco a poco fuimos imprimando, pintando de blanco y dando color a todas y cada una de las estanterías. Fue un trabajo costoso y meticuloso puesto que la gradación de los colores debía ser exacta, de modo que el cambio de color de cada una de las estanterías resultara lo más sutil posible. La parte que se extendía nada más acceder a la biblioteca por la puerta principal sería ocupada por las estanterías de colores fríos. Sería la zona dedicada a la dinamización; un espacio destinado a la celebración de aniversarios y centenarios de obras o autores, fechas claves, o cualquier tema o evento que quisiéramos dar a conocer. En la parte central irían las mesas para el estudio y una de las paredes laterales la convertiríamos en la zona de los ordenadores donde los alumnos pudieran consultar información, hacer trabajos utilizando las TICS, etc.

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

Paralelamente a toda esta puesta a punto de la biblioteca, realizamos otras actividades cuyo papel sería el de servir de complemento al proyecto final. El primero de los mini proyectos fue el diseño del logo que representaría a la biblioteca. Ideamos una especie de concurso, después de explicar qué era un logo y qué características debía tener, del que resultaron 4 finalistas y un ganador. El segundo mini proyecto fue el árbol de Navidad que desde el uno de diciembre ocupa la entrada de nuestro centro desde hace tres años. El árbol se construyó con volúmenes de enciclopedias en desuso y libros que estaban repetidos o en mal estado. Lo curioso y lo que nadie sabe, excepto los que participamos en su construcción, es que en realidad este árbol esconde una cápsula del tiempo, una carta donde explicamos quiénes somos y qué estamos haciendo en la biblioteca. El tercer mini proyecto fue la realización de un reloj de pared. La actividad consistió en que a cada alumno le correspondía un número de los doce que componen un reloj. Con el número debían inventar un título en el que apareciera ese número, inventar una historia y diseñar una carátula. El cuarto mini proyecto vino a raíz de un asunto relacionado con la literatura: los lugares utópicos. Mediante una presentación donde se explicaban gran número de lugares imaginarios, que solo existen en la mente de sus creadores, decidimos hacer unas señalizaciones para decorar algún rincón de la biblioteca. No solo ampliamos los conocimientos relacionados con autores, obras y lugares, sino que además aprendimos a jugar con la tipografía y a decorar. Gracias al trabajo de los alumnos de albañilería que realizaron los postes y las flechas, el producto final resultó incluso mejor de lo que imaginamos.

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

El quinto mini proyecto lo ocupa la mesa redonda que preside la zona de lectura junto con los pufs y la alfombra, regalo del AMPA. La mesa se compone de una madera con ruedas a la que se han ido pegando rollos de periódico que sirven de soporte al cristal de la parte superior. Las dos joyas de la corona son, sin duda, el mostrador y el mosaico del pasillo exterior. Y lo son no solo por su tamaño, sino por la cantidad de horas de trabajo y la minuciosidad con la que ambos proyectos se han llevado a cabo. Ambos han sido realizados, como todo en la biblioteca, con material reciclado: el mostrador, con carátulas de libros y enciclopedias antiguas; el mosaico con madera y hojas de libros muy viejos que ya no forman parte de la biblioteca.

Pese a que la inauguración tuvo lugar el viernes 23 de abril coincidiendo con el Día del Libro, nuestro trabajo continúa y continuará hasta el último día de curso. De momento estamos rematando el pasillo exterior, acabando algún motivo decorativo, sumergiéndonos en el maravilloso mundo de la gamificación y ampliando la biblioteca a la zona del claustro;

porque como bien dice Cicerón “Si cerca de la biblioteca tenéis un jardín ya no os faltará nada”.

La biblioteca escolar: tan necesaria como posible

Visto todo en perspectiva, las personas implicadas en este proyecto somos conscientes de que era del todo imposible llevar a cabo este proyecto en tan solo un curso escolar. La pandemia vino, sin duda, a complicar las cosas. Así que como no hay dos sin tres y a la tercera dicen que va la vencida, este año damos por concluido este proyecto interdisciplinar que tantos quebraderos de cabeza y satisfacciones nos ha dado. Este proyecto no hubiera sido posible sin la complicidad de Violeta, Sira y Sara; la predisposición de Pedro, David y Carolina, el beneplácito de dirección, el trabajo de los alumnos del proyecto y de los alumnos ajenos a él y la paciencia de nuestras chicas de la limpieza Inma, Virginia y Mª José.

Empezamos a tientas esta materia que nadie sabía muy bien cómo y cuándo iba a terminar. Después de tres años hemos aprendido incluso más de lo que se aprende en los libros y, sobre todo, hemos puesto en valor el trabajo en equipo, saber delegar y confiar en los otros, la creatividad y la confianza en uno mismo. Aunque mi paciencia ha quedado algo mermada, continuaré insistiendo, a través de otros proyectos, en que también es posible crecer siguiendo otros modelos de aprendizaje.

Creo que la lección final de todos los que hemos formado parte de esto es que, si somos muchos los que soñamos en grande, seremos capaces de crear con éxito espacios tan mágicos y tan reales como el que nosotros hemos creado.

Por si alguien quiere saber más del proyecto, comparto el siguiente enlace donde aparecen más fotografías junto con algunas presentaciones del proyecto.

 

Autora:

Mª Elvira Berbegal Coloma. Profesora de Lengua castellana y Literatura durante 16 años, los 6 últimos en el IES Pascual Carrión de Sax (Alicante). Soy, desde hace 4, coordinadora de tutores de ESO y desde el próximo curso me encargaré de la Comisión de Dinamización de la biblioteca que tendrá como labor catalogar, gamificar, realizar actividades como el club de lectura, talleres de escritura, tertulias literarias dialógicas, etc. Entusiasta de las TICS, el aprendizaje basado en proyectos y en retos. Me gusta experimentar y moverme fuera de mi zona de confort.

Teléfono: 616 176 322

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