Biblioteca y memoria local; globalización y movilidad

(2018/05) Símile núm. 39, Símile 2ª època

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El 11 de noviembre de 2017, invitado por el COBDCV, asistí al V Punt de Trobada Bibliotecaria (Segorbe, Castellón) para hablar sobre “Biblioteca y Memoria local en la era de la web móvil”. Estas líneas son un resumen de mi intervención[1].

El momento café

puntdetrobadaUna de las mejores cosas que tiene mi trabajo es el momento café. Acostumbro a ir solo y evito la presencia de conocidos que puedan interrumpir mis diez minutos de desconexión. Hojeo distraídamente el periódico mientras paladeo el silencio sin mediar palabra con el camarero que ya me conoce. Un día me abordó un desconocido; tras asegurarse de que era el bibliotecario me agradeció lo que habíamos hecho por su hija Sara. No supe ni a qué ni a quién se refería hasta que no mencionó un trabajo sobre el castillo. Mientras me dejaba invitar recordé a una estudiante de Geología que se acercó a la biblioteca buscando información. Lo que necesitaba aún no estaba escrito y la biblioteca, a falta de libros, le abrió las puertas que pudo (bibliografía, contactos para acceder al monumento) y le hizo una oferta: “si quieres, cuando termines tu trabajo, te lo publicamos”. Desde finales de 2007 ofrecemos en nuestra web el documento: Roca ornamental y de construcción del Castillo de Muñatones.

Aunque ya no les ponga cara, recuerdo a Sara, a su padre (y al café) porque son un buen ejemplo de cómo entendemos la construcción de la memoria local en la biblioteca de Muskiz. Y todo empieza con una máxima que cumplimos a rajatabla: “El silencio es un servicio que esta biblioteca ofrece, pero no garantiza”…

Biblioteca y memoria

En la sociedad conectada el hecho local es cotidiano, plural, multimedia y se difunde a través de la redes por ciudadanos que comparten sus vivencias con otras personas. La creación y la remezcla del contenido en comunidad enriquece y favorece la buena salud de la memoria local. Conectados o no, la biblioteca sigue siendo la primera opción para todos aquellos que necesitan información local, sea del tipo que sea. Pero ya no es suficiente con limitarse a recoger lo aparecido en la prensa, las publicaciones oficiales y el libro que editó el ayuntamiento hace años; necesitamos una posición más proactiva, potenciando nuestro papel de prescriptores de información, animando a nuestros usuarios a crear contenidos que puedan ser reutilizados.

En las bibliotecas confluyen todo tipo de personas interesadas en conocer y estudiar el hecho local y tenemos a nuestro alcance algo que hoy en día es muy valioso: la capacidad de poner en contacto a esas personas que, interesadas en un mismo tema, se desconocen pero se necesitan. Una biblioteca es un espacio de intersección, un nodo que facilita el contacto de intereses comunes, y, cada vez más, un lugar donde se estimula la creación de nuevos contenidos de carácter local.

Replantear fuentes y autores: las nuevas subjetividades

Lo que no está escrito no existe; si está escrito y publicado debe ser importante. El papel ha condicionado tanto las colecciones como la importancia de las fuentes pero, ¿no te parece que va siendo hora de cambiar nuestro concepto de “fuentes de información”?. Tal vez no sepamos lo que es un prosumer[2] pero en el entorno digital ejercemos como tales: somos, al mismo tiempo, consumidores y productores de contenidos. En este escenario de sobreabundancia informativa debemos readaptar la sección local a la proliferación de creadores, a la eclosión de fuentes, a las nuevas formas de demanda, acceso y consumo de información, a los nuevos dispositivos. El esfuerzo de las bibliotecas para mantener y difundir memoria será insuficiente si no se acompaña por:

  • el reconocimiento de la riqueza de los contenidos creados por el conjunto de la sociedad.
  • un replanteamiento de autorías y fuentes.
  • un impulso a la creación, sobre todo en digital.

Además de lo de siempre podemos ofrecer una selección de artículos que localicemos en la red, vídeos de Youtube, fotografías (Flickr)… nuevas fuentes de información que abren vías de acercamiento al hecho local. Sí, ya sabemos que no pertenecen a nuestro fondo, pero ¿no sería una pena no ponerlas a disposición de nuestros usuarios?

Una nueva forma de entender la biblioteca: mejorando el silencio

La comunicación en la biblioteca es muy importante. La conversación distendida con el usuario es de las actividades más gratificantes que tiene nuestra profesión; esas charlas, formales e informales, nos ayudan a tejer una red social, a tener un conocimiento “no tangible” de posibles fuentes, a convertir a quien viene a solicitar en posible donante al que podemos animar a crear nuevos contenidos o pedir ayuda para ofrecer información a otro usuario. El usuario que necesita información sobre un tema puede ser la fuente a la que tengamos que recurrir para crear el contenido.

Hay dos acciones muy sencillas para enriquecer la colección local: estimular y formar. El esquema siempre es el mismo: conversación con el usuario, oferta de formación (alfabetización informacional), facilitar la creación (redacción del escrito, digitalización…), descubrimiento de información relevante, filtrado y difusión.

Memoria en el bolsillo

Biblioteca-memoria-local-1Estamos rodeados de personas con un teléfono en el bolsillo. Cualquiera intuye las posibilidades de un smartphone para crear y compartir información; creo que la biblioteca también: el usuario no solo recibe información, también decide qué quiere obtener y si lo va a reutilizar o no. Es hora de aprovechar las posibilidades del cloud computing y esos nuevos dispositivos de bolsillo: códigos qr, redes sociales, noticias, fotografías, lectores de libros y cómics, navegadores de realidad aumentada… Un gran abanico de posibilidades a nuestro alcance para mejorar y enriquecer la visibilidad y la transmisión de los documentos que almacenamos, de los objetos que exponemos, de la memoria local. En las bibliotecas tenemos contenidos, acceso a la tecnología necesaria y, sobre todo, ideas que pueden ayudar a enriquecer nuestra memoria local: podemos ayudar a crear contenidos, facilitar que aparezcan en las pantallas y mejorar la transmisión. Explicar cómo funciona el proceso (estimular, formar) es una nueva manera de crear, conservar y difundir nuestra memoria.

http://muskiz-liburutegia.org/1874/

¿Cuál es tu historia?

¿Nunca te has planteado que las personas que alimentan al ganado que comemos, tejen las ropas que vestimos o fabrican las máquinas que utilizamos vienen, de vez en cuando, a la biblioteca? ¿Tienes un móvil en el bolsillo? Pregunta, aprovecha para escuchar lo que cuentan mientras, consentimiento mediante, grabas lo que te dicen.

reflejos-en-el-agua-muskizReflejos en el agua / Uretako ispiluak” recoge testimonios de mujeres de Muskiz que en otra época acudían a los diferentes lavaderos públicos existentes en el pueblo. Un comentario/deseo de la técnica de Igualdad con motivo de las actividades realizadas el 8 de marzo en la biblioteca (“No estaría mal difundir las vivencias de las mujeres en los lavaderos”) nos animó a perfilar la idea y a realizar el proyecto: buscar material gráfico, canalizar las entrevistas realizadas en el Centro de Día (whatsapp sirve para muchas cosas, también para enviar vídeos y audios que las cuidadoras grabaron con sus móviles), coordinar transcripciones de los testimonios, realizar el guión del vídeo, encontrar quién lo editase…

El vídeo es un buen complemento al libro “Nosotras contamos la historia de Muskiz” cuya edición electrónica realizó la biblioteca. http://muskiz-liburutegia.org/lavadero/

A modo de conclusión

La biblioteca se encuentra en un lugar privilegiado, es un espacio de interacción en el que convergen una rica variedad de usuarios con un gran nexo de unión: la pertenencia a la misma comunidad. Los profesionales tenemos credibilidad en la comunidad y necesitamos un conocimiento del nuevo entorno digital para potenciar y reafirmar nuestra importancia entre los “dinamizadores culturales” que pretenden socializar un nuevo concepto de patrimonio y memoria. Conocer las necesidades, hábitos de información y capacidades técnicas de los usuarios es fundamental para rastrear nuevas fuentes.

[1] Y también un autoplagio del capítulo “Biblioteca y memoria local” del libro “Biblioteca pública: Mientras llega el futuro”

[2] “Prosumidor – Wikipedia, la enciclopedia libre.” 2007. 4 Nov. 2014 <http://es.wikipedia.org/wiki/Prosumidor>

 

FernandoJuarez

Autor: Fernando Juárez Urquijo:  Cuenta con una extensa trayectoria, tanto a pie de calle en la biblioteca pública de Muskiz (Vizcaya), como participando en numerosos proyectos cooperativos, como el Plan Vasco de Lectura, (UDALBIB) o (Bateginik). Es miembro de ThinkEPI, de Biblioblog y de la comunidad de practicas Web social para profesionales de la información impulsada por SEDIC.

E-mail: ferjur@gmail.com

 

 

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